¡Uff! No me gustan nada las grandes superficies, ni los centros comerciales, ni las aglomeraciones. Nada, no me gustan nada.
¿Ha quedado claro?
En especial odio el que más cerca tengo de casa. Según entras están los stand o stands de libros y claro una que es así de así, olvida que ha ido a comprar gel Dove y suavizante al aroma de Marsella y quédase ensimismada durante tiempo ilimitado mirando ejemplares, porque si algo me gusta más que leer el libro en sí, es empaparme de todas las sinopsis de los mismos.
No falla, soy una criatura previsible y de costumbres, por lo tanto A -que tan calada me tiene- se va, sigue con su trayecto, se pira vamos. Cuando llevo cosa así de media hora ajena al mundo, viviendo el Ahora -ése tan manido y que tanto se lleva- y que va a ser verdad todos los efectos positivos sobre la mente que posee, me veo en la obligación de llamar a A (valga la redundancia) por móvil.
A, suele estar en la zona de verduras, hortalizas y frutas.
-Aaaaaaaa ¿dónde te metes?
-¡Mirando las charlotas que me has dicho que compre, es que a ti no puede gustarte la cebolla como a todo el mundo! me contesta con tono de voz deduzco molesto.
-¿Sabes qué?
-¿QUÉEEEEE?
-He visto un libro de Sam Savage, le digo entusiasmadísima.
-Y ¿quién cojones es ése?
-Hombre, hombre, ya te vale, el autor de Firmin. El libro sobre la ratita que el mismísimo Disney hubiera inventado si hubiera sido Borges (este último párrafo no es mío, lo leí por ahí)
-¿Y?
-¿Cómo que "y"? Hace meses que busco a Firmin, y nunca recuerdo el nombre cuando estamos en una tienda... ¿acaso no lo sabes? Cuando estoy delante del librero me olvido si quería comprar ése, o "El Niño del Pijama de Rayas" o "Los Reinos de la Casualidad" o ¿cómo era el otro que te dije, el del Heno?
-Ay, mira, déjame de gilipolleces que cierran dentro de 10 minutos.
¿Compro cebollas o qué?
-Nooooo, la charlotas son mucho mejores, pochadas quedan más dulces y pegan un montón para la carne de cualquier ave a la naranja.
-Y dále: ¡B!! Hijamía que cierran... y tengo hambre, estoy cansado... ¿a quién le importan tus habilidades culinarias ahora?
-Vale, vale, perdona "estúpido", se me va la olla mirando libros, voy para allá en un par de minutos.
-Si, seguro, antes tienes que pasar por las estanterías de bragas y calcetines.
-No, este mes toca comprar en Woman´s Secret, para algo es Navidad.
-Anda, calla, calla, estoy entre coliflores y rábanos y me estoy poniendo malo, voy a por la lejía mientras.
Pues si, estos retales de cotidianeidad son los que consiguen que mi relación siga adelante a pesar de replanteármela 150 veces al mes. Y es que A tiene una paciencia... y yo tengo una... ¿una qué? Ya lo pensaré.
Hoy, me ha pasado ésto que os narro. He encontrado un libro y me llamó la atención el nombre del autor:
Sam Savage.
Sam Savage... Sam Savage... Sam Savage... ¡Ostras! ¡El autor de Firmin!!
Leo lo siguiente:

"El Lamento del perezoso" se compone de los textos que Andrew escribe durante cuatro intensos meses. De ellos emerge el retrato de un entrañable visionario, un verdadero Don Quijote de nuestros días empeñado en ser feliz y en defender pluma en mano su visión del mundo. Con este tragicómico relato, Sam Savage celebra el poder de la escritura para vencer la soledad.
Llego a casa, y después de cenar -como aún no he comprado ropa interior en Woman`s Secret- decido leer un rato. A las dos páginas ya estoy riendo a carcajadas:
"En los viejos tiempos habría llevado un bastón con el pomo de marfil, y la gente habría dicho al verme: ¡Ahí va el caballero de la literatura!! Ahora, en cambio, lo que dicen es...
¡Vaya usted a saber lo que dicen!"
Que si, que si, que lo sé, si ya es absurdo de por sí recomendar libros, lo es y mucho más recomendarlos cuando se han leído unas cuantas páginas, pero ya es el colmo de la absurdez, serlo y no reconocerlo. Por todo ello, aun habiendo dicho que estoy off, y no haber leído este libro que presumo me va a dar buenos ratos, estoy aqui a estas horas, con bata celeste, con zapatillas de casa, y con estos pelos... ¡Vaya usted a saber lo que dirán y sobre todo lo que a mi me importará!