"El lugar donde más florece el optimismo es en los asilos de lunáticos". Havelock Ellis
"Pues yo preferíria ser un optimista loco que un pesimista cuerdo". Albert Einstein

viernes, 22 de enero de 2010

Soy un número primo







Recuerda a D casi a diario, no de una manera obsesiva, más bien es un pacto entre ambos implantado en su cerebro de por vida al sentirse despechado, como si hubiera imprimido en su conciencia la necesidad de pensarlo en presente continuo, como quién al despertar mira la hoja del calendario y se percata a su vez del día en que aterriza su memoria y resuelve en el armario revuelto de sus recuerdos, sintonizar el engranaje de su puesta a punto por enésima vez. Como quién decide planchar esa camista roja con dibujos, sabiendo que no se la pondrá, pero siempre tendrá un cajón predilecto en las estanterias de sus momentos clave.

Con quince años, D, le había regalado una cinta de cassette, de fondo Romeo y Julieta sonaba mientras con su voz varonil y sedosa, por momentos entrecortada por la emoción, por instantes rotunda le susurraba aquello de: "Cuando oigas ésto quizás lo nuestro haya acabado, quizás nunca haya empezado, porque mi amor, siempre fue eterno...".

Lo escuchó escondida en un habitáculo minúsculo, sentada encima del wáter, el sitio perfecto donde encontrar algo de intimidad en aquel abigarrado internado cuando sentía necesidad de soledad y reconocía en esos momentos la compañía intensa de la que el tiempo, mejor postor, se encargaría de demostrar con sus implacables tics-tacs silenciosos como la más veraz y auténtica de todas las posibles.

No sabría decir con exactitud cuántas veces escuchó la cinta de cassette en el transcurso de los años: "Cuando oigas ésto, recuerda, que aunque pase la primavera y llegue el invierno, mi corazón tierno, siempre estará pensando en ti, amor..."

Ni sabría jamás encontrar la razón por la que a pesar de haberse visto en varias ocasiones, el indeleble hilo de la magia no conseguía unir a dos seres tan idénticos y semejantes. Había pensado, no sin estupor disimulado, que tal vez fuera así mejor, que tal vez, el día a día hubiera estropeado lo que fue, lo que sería, lo que es una historia de amor eterna, una constatación de cercanía y cosquillas sujetas al tórax y los omoplatos en los momentos de nostalgia y sostenidas en esas paredes empapeladas de promesas y gestos palpables, pues no se ausenta la tangibilidad de los sentimientos por el mero transitar de los días, al contrario los expande como manchas de aceite al contacto con el agua.

Y a pesar de todo, ella no está triste, ni la melancolía acude como arma afilada a arañar melodías estancadas de antaño para hacerlas vivas en el presente. Porque a pesar de todo aprendió con edad temprana que el amor atrae y a la vez repele cuando llega a adoptar su intensidad las cuotas más altas de lo que podría llegar a resistir su embiste: "Cuando oigas ésto, recuerda que te quiero, que mi amor, no es un amor pasajero sino verdadero..."

Y ambos siguen sabiendo el uno del otro a través del aire, y saben cómo se encuentran, y una y otra vez la vida les hace toparse de frente para volver a callar todo aquello que no se dijeron en su momento, porque eligieron en un nuevo pacto al viento, como mejor aliado: "Recuerda, que recordando mi recuerdo, recordarás que te quiero".

Lady Pi

Claro, y cómo no podía ser de otra manera
al leer, este fantástico libro,
yo, que tan egocéntrica soy,
me he sentido un poco
identificada con la historia de amor
de los protagonistas.
Y ya se sabe el dicho:
¡Cuánto más primo,
más te la arrimo!

La Soledad de los Números Primos

Paolo Giordano: Todos los números para triunfar

A destacar de la entrevista:

"Porque, hay que reconocerlo, la física de hoy está llena de metáforas terriblemente sugestivas y poéticas: partículas de “colores”, la teoría de cuerdas, el principio de incertidumbre…“Es cierto. El léxico específico de todas las ciencias es fascinante y sobre todo en la física de partículas (“particelle” en italiano, que suena como a cosa de comer). Como son entidades invisibles, cada uno tiene que inventarse su imagen particular. Por eso siempre estás haciendo un salto muy grande entre lo que imaginas y la realidad. Esa técnica también la aplico cuando estoy escribiendo”.

"La metáfora que titula el libro se refiere a los números primos gemelos, que son los que están separados tan sólo por otro número. Sin embargo, mi idea original era que los dos personajes viviesen como dos partículas afectadas por el entrelazamiento cuántico”.

"Según esta maravillosa propiedad, dos partículas pueden estar separadas y “saber” una de la otra sin estar en contacto, a una velocidad superior a la de la luz".



¡Y cómo está el Giordano de marras!


"La soledad comparte,
como el espejo y como
la moneda narrativa,
una inquietante realidad:
tiene dos caras"